Y solté al fin ese nudo, que en mi garganta vivía,
el no decir esas cosas que conservaban su herida.
Y libere esa presión, que mi pecho acompañaba,
que entre sonrisas fingidas, sabia lo qué callaba.
No me interesa el orgullo, que siempre tuve por ley,
Decidi el hablar por mí, para poder serme fiel.
No necesito cubrir una imagen muy distinta,
si al final lo que decida, lo respaldo con mi vida.
Me gusta esto de ser, y poder dejar que sean,
aceptar a los demás, mostrándome siempre entera.
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